El otro Valdez
FÉLIX R. CHACÓN | EL UNIVERSAL
sábado 23 de octubre de 2010 12:19 PM
Desde hace ya algún tiempo la crisis de moda en Venezuela es la eléctrica, pero ha habido muchas otras. La crisis bancaria, la carcelaria, la de desabastecimiento general, la hospitalaria, la de los containers, por ejemplo.
Pero ha habido una crisis reciente, la del café. El sector todo tiene una crisis endémica, desde el campo a las centrales procesadoras, hasta las torrefactoras, el automercado y el marroncito en la panadería. Evidenciado en que se han implementado acciones dirigidas a tratar de palear la situación, tales como expropiación de torrefactoras, creación de corporaciones rectoras del rubro, o importación masiva de café verde.
El café es de tal importancia en Venezuela que desde el sector oficial se llegó a afirmar que las compañías expropiadas manejaban el mercado de forma que con la dependencia que creaban con su consumo, manejaban a los consumidores quienes se malhumoraban si no tenían el producto, y esto en la opinión del Gobierno puede llegar a ser desestabilizador.
No obstante, y a pesar de un muy publicitado Plan Café que gozó de ingentes recursos para su ejecución, el sector cafetalero nacional ha colapsado como queda evidenciado si se ha tenido que importar el producto. Lo risible es que el café es uno de esos pocos productos endógenos venezolanos, del cual verdaderamente conocemos y sabemos producir y consumir, y que a pesar de la ola endógena que nos recorre con la revolución, lo tenemos que importar en cantidades cercanas a la mitad de una cosecha buena. Sin embargo, y para sorpresa de todos, hoy se lee en prensa que Venezuela exportará café a Bielorrusia. No dudo que se puedan exportar los 20 mil kilos, que de paso no son nada. Pero eso es una exportación puntual. Muy lejos de lo que el sector cafetalero necesita, exportaciones consistentes y sustentables en el tiempo.
Dada la crisis cafetalera que vivimos se me viene algo a la mente. Tengo un amigo llamado Juan, un campesino humilde pero famoso. Juan es la imagen del café en su país y en el mundo a pesar de que su tierra no es sólo café. Juan viaja constantemente como embajador de buena voluntad promocionando el café que el mismo cultiva. Viaja por todos los países del mundo y siempre es bien recibido. Hasta en Venezuela lo hemos atendido. Juan con su estampa de campesino, su burro y su montaña conquistaron al mundo.
Me refiero al otro Valdez, Juan Valdez. Al que no lo reciben con aprensión en ningún país más allá de los celos competitivos en países productores. Del otro Valdez que es signo de bonhomía campesina, de orgullo nacional que Colombia puede exhibir mundialmente. Del otro Valdez, Juan Valdez, a quien muy bien pudiéramos encomendarle nos ayude en los asuntos cafetaleros nacionales dada su dilatada y comprobada experiencia en el rubro, y nadie se moriría de miedo por su llegada al país, como con la de Valdez (el otro) que vino a conjurar la crisis eléctrica pero sin experiencia visible para ello, y hasta ahora, sin resultados que mostrar.
frcint@yahoo.com
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lunes, 27 de diciembre de 2010
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